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Ocho poemas de BenjamĂ­n SepĂșlveda

  • Viaje inconcluso
  • 9 ago 2021
  • 2 Min. de lectura

BenjamĂ­n SepĂșlveda (1996). Estudiante de FonoaudiologĂ­a de la Universidad de La Frontera, Temuco; amigo creativo de la poesĂ­a y la mĂșsica. ParticipĂł en bandas locales como Placer Colectivo, Ojos de Perro Azul e Hijos del Sol. Actualmente colabora con el grupo Frigider. Fan del vino tinto junto a sus amigos, y lector fiel de Jorge Teillier.



Realidad uno: Soy la gota.


Soy una gota cayendo en el silencio

hilo fino en lo invisible

una pared oscura

me envuelve

crucial como la piel de la pantera

recorro mi camino en el vacĂ­o


AquĂ­ lentamente

no tengo ni manos

ni tacto ni ojos

no soy sombra ni luz ni carne

Soy solo una gota de agua cayendo

en el silencio.



Realidad dos: Preexistencia

Me veo revoloteando en la preexistencia como un pirigĂŒĂ­n en el charco de la nada latiendo antes del vientre Bebiendo de la misma teta de Dios Donde la pulpa de todo ser yace guardada en una carpeta Como millones de videos a la espera del play.


Es el momento

luz cĂĄmara acciĂłn

La mitad la hago aquĂ­ antes de nacer,

mejor dicho, antes de ser

y la otra mitad la hago viviendo

equivocĂĄndome,

puliendo poco a poco eso que ahora no soy

Hasta que la muerte me tome por sorpresa

Y me mande

al mismo charco

donde antes revoloteaba.



Realidad cuatro:


Soy una botella de Coca-Cola

Atravesando la mesa

En un almuerzo de domingo.




Ácaros


Navego microscĂłpicamente por la cubierta de mi almohada

Camino hasta llegar a un poblado de ĂĄcaros

en las calles me reciben felizmente

Piensan que soy el mesĂ­as

pero no traigo ni una buena nueva.




Beatriz


Âżte encontrarĂ© beatriz en algĂșn lugar mĂĄs allĂĄ de mis sueños?

con tu tĂșnica de movimiento que aguarda el tiempo fuera de este tiempo

con tus manos de glaciar que a pesar de todo me dieron calor

cuando te canses de correr y se acaben estas palabras y se acabe toda esta locura

y exploten los soles para mutar en andrĂłmedas

se extingan las pantallas dominantes para poder verte en eso que no es el frĂ­o reflejo

cuando se evaporaren los males y se tricen los orgullos

en alguna colina en el paĂ­s del amor o en el paĂ­s del olvido.

cuando escupan las estrellas eso que nunca dije

en alguna escena poscréditos,

y te atrevas a mirarme con tus verdaderos ojos

en ese pequeño segundo quizås pueda encontrarte.



Volver a casa Sales de casa temprano harĂĄs la cimarra sabiendo que cada segundo que pasa es una cereza que toca el suelo una bandurria comiendo gusanos o un gato que caza una abeja en el jardĂ­n.

Sabes que el frĂ­o es lo mismo que el humo no tienes nada que perder nada que te moleste ningĂșn sueño que te estĂ© buscando y en las delgadas calles permaneces ocioso mientras un rayo de sol te entretiene la mejilla.

Es muy temprano para estar sonriendo y lo Ășnico que te persigue realmente es un perro que cree que tu paso es el camino que lo llevarĂĄ a casa.


Esta conciencia predadora que me tiene atĂłnito vaga por la ciudad en la cual de lo Ășnico que me puedo sentir orgulloso es que mi ropa aĂșn huela a humo.

El tiempo pasa asĂ­ nomas

como un chico andando

en bicicleta

con las manos en los bolsillos.


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